Los comicios del domingo en la Ciudad de Buenos Aires dejaron al descubierto un nuevo panorama político: Javier Milei se consolidó como el gran vencedor, mientras que Mauricio Macri sufrió un golpe inesperado en su propio territorio. Con esta victoria, el Presidente no solo derrotó al referente del PRO en su bastión histórico, sino que además se afianzó como el principal referente del espacio antikirchnerista.

Detrás de las candidaturas de Manuel Adorni y Silvia Lospennato se libró una batalla mayor: la disputa por el liderazgo del espacio opositor entre La Libertad Avanza y el PRO. El resultado fue claro: el espacio libertario se impuso ampliamente, mientras que el partido amarillo quedó relegado a un papel menor. En la Legislatura porteña, el PRO pasó de dominar a quedarse con apenas 10 bancas sobre 60, una caída abrupta que algunos califican como implosión política.
Por su parte, el peronismo obtuvo un resultado similar al de elecciones anteriores, con alrededor del 27% de los votos. Aunque no logró imponerse —como algunas encuestas lo anticipaban—, sí consiguió victorias en seis de las quince comunas, lo que abre una puerta a una posible reconstrucción del vínculo con parte del electorado capitalino.
Mientras en el PRO predominaba la sensación de una derrota amarga, en las filas libertarias se vivía una jornada de festejos. No solo superaron ampliamente al macrismo, que quedó en tercer lugar, sino que evitaron una remontada del peronismo. “Hoy se definió también qué opción electoral eligen quienes quieren dejar atrás el populismo y años de estancamiento. Y quedó demostrado que esa opción es La Libertad Avanza”, afirmaban desde el oficialismo.
El triunfo de Adorni tuvo un doble impacto: sorprendió con una victoria clara y dejó en evidencia el mal desempeño del resto. Santoro, que era uno de los favoritos, no logró imponerse. El PRO tuvo su peor desempeño histórico en la ciudad, con apenas el 16% de los votos. Y Larreta, en particular, apenas sumó un 8%, muy lejos de sus mejores momentos.
Javier Milei consiguió lo que se había propuesto desde el inicio: posicionarse como la verdadera alternativa al PRO. Y lo hizo con contundencia, duplicando su caudal electoral. Reforzó una idea que ya venía circulando entre los suyos: que el PRO representa al pasado, mientras que el futuro político pertenece a La Libertad Avanza. La estrategia fue arriesgada —romper con la idea de una alianza que les hubiera dado una victoria cómoda—, pero finalmente resultó efectiva.