
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alertó sobre la inminente llegada de una tormenta geomagnética que podría impactar principalmente en el sur del país y zonas cercanas a la Antártida. El aviso se basa en datos obtenidos desde la Base Antártica Conjunta Orcadas, donde se realiza una vigilancia constante del campo magnético de la Tierra.
Este centro de observación, ubicado en una región libre de interferencias humanas y cercana al polo magnético, permite obtener datos precisos sobre los cambios en el comportamiento del campo magnético terrestre, lo que resulta fundamental para detectar alteraciones causadas por la actividad solar.
La tormenta geomagnética es una perturbación repentina del campo magnético terrestre generada por la interacción del viento solar con la magnetósfera. Según explicaron desde el SMN, este tipo de fenómeno puede afectar diversos sistemas tecnológicos, especialmente los vinculados a las telecomunicaciones y navegación.
Zonas afectadas y posibles consecuencias
El fenómeno en curso fue clasificado como de intensidad moderada (categoría G2) y se espera que comience a sentirse en las próximas horas. Las regiones que podrían verse más afectadas incluyen el sur de la Patagonia y áreas cercanas al continente blanco.
Entre los efectos esperados se destacan interrupciones en la navegación satelital, alteraciones en el funcionamiento de radares y GPS, y fallos en las comunicaciones de radiofrecuencia. Esto representa un riesgo para vuelos, barcos científicos, pesqueros o de recreo que operen en esas latitudes. Desde el organismo meteorológico recomendaron a las embarcaciones tomar medidas preventivas y no depender exclusivamente de la tecnología electrónica durante los momentos de mayor actividad geomagnética. También se aconseja guiarse por cartas náuticas actualizadas y prestar atención a los canales oficiales de información.
Antecedentes recientes y causas del fenómeno
Este evento no es aislado. Durante el mes de mayo ya se habían registrado otras tormentas geomagnéticas: una de categoría G2 el día 17 y otra más fuerte, de nivel G3, el 29 del mismo mes, provocadas por la interacción de corrientes solares de distinta velocidad.
El origen de estas tormentas está vinculado a la dinámica interna del planeta. En el núcleo externo de la Tierra, compuesto por materiales líquidos y conductores, se generan corrientes de convección que mantienen activo el campo magnético. Este campo actúa como una barrera protectora frente a las partículas solares. Sin embargo, cuando el viento solar es especialmente intenso, dicha protección se debilita y se producen distorsiones que pueden tener efectos visibles, como auroras, y otros más técnicos, como interferencias en la comunicación.
“Este campo actúa como un escudo natural, pero si la intensidad del viento solar es elevada, puede comprimirse o deformarse, generando consecuencias técnicas y fenómenos atmosféricos inusuales”, señalaron desde el SMN.