En las primeras horas del martes, la ciudad israelí de Beersheba, al sur del país, fue escenario de un devastador ataque con misiles. Un proyectil balístico lanzado desde Irán impactó de lleno contra un edificio residencial de varios pisos, provocando una explosión de gran magnitud que dejó al menos tres personas muertas y seis heridas, una de ellas en estado moderado.
El misil golpeó la parte superior de la estructura, perforando el edificio y detonando con tal fuerza que lanzó escombros, vidrios y restos metálicos a varias calles a la redonda. El estruendo fue escuchado en barrios cercanos y una espesa columna de humo se elevó de inmediato desde la zona afectada.
Daños materiales y víctimas
Varias fachadas resultaron gravemente dañadas, con balcones colapsados y ventanas reventadas. En la calle, numerosos vehículos quedaron destruidos por la onda expansiva. Dentro del edificio, puertas arrancadas, muebles destrozados y restos colgantes daban cuenta del impacto brutal.
El servicio de emergencias israelí Magen David Adom (MDA) confirmó el fallecimiento de dos hombres, de aproximadamente 40 y 20 años, y una mujer de unos 30. Seis personas resultaron heridas, y los equipos de rescate continuaban trabajando con la posibilidad de encontrar personas atrapadas entre los escombros.
Alerta tardía y ofensiva sostenida
Aunque las sirenas antiaéreas sonaron segundos antes del ataque, muchos residentes no lograron llegar a refugios seguros. El ejército israelí informó que se trató del quinto misil balístico lanzado por Irán en pocas horas. Mientras varios fueron interceptados por los sistemas de defensa, este logró evadir las barreras y golpear un objetivo civil directo.
Respuesta inmediata y contexto internacional
Tras el ataque, las autoridades acordonaron la zona. Bomberos, rescatistas y expertos en estructuras se desplegaron para evacuar edificios cercanos y evaluar los daños. Ingenieros comenzaron a revisar la estabilidad del inmueble afectado ante el riesgo de colapso.
Este ataque se produjo apenas horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara un supuesto acuerdo de alto el fuego entre Irán e Israel. Sin embargo, el canciller iraní Abás Araqchí desmintió la existencia de un pacto formal y aclaró que Irán sólo detendría sus operaciones si Israel cesaba primero sus ataques.
Pese a esos anuncios, los enfrentamientos continuaron. Cerca de las 4:00 de la madrugada, Araqchí declaró que las fuerzas armadas iraníes habían mantenido las operaciones “hasta el último minuto”. Al mismo tiempo, medios en Irán informaban sobre nuevas explosiones en Teherán, atribuidas a bombardeos israelíes, confirmando que el alto el fuego no se había concretado.
Una escalada en curso
El ataque a Beersheba se enmarca en una grave escalada de violencia entre Irán e Israel, iniciada el pasado 13 de junio tras una ofensiva israelí contra instalaciones militares y nucleares iraníes. Desde entonces, se han reportado más de 450 muertos en Irán y 24 en Israel, según cifras de medios estatales y organizaciones internacionales.
La tensión se profundizó aún más con un reciente bombardeo estadounidense a objetivos nucleares en Irán, seguido de represalias iraníes contra bases militares estadounidenses en Qatar e Irak.
El impacto en Beersheba no solo dejó víctimas y destrucción, sino que evidenció la vulnerabilidad de zonas residenciales frente a ataques de largo alcance. La ciudad, que hasta hace poco vivía en relativa tranquilidad, amaneció entre ruinas, humo y dolor, marcando un nuevo punto crítico en el conflicto.